El maestro llegó completamente sudado frente a su salón. Llamó,casi gritó a la empleada para que le abriera el salón. La empleada después de refunfuñar un momento abrió el candado del salón y le contestó: -ábralo usted y se fue malhumorada. El maestro murmuró una frase ininteligible y se dirigió hasta el acondicionador de aire, lo escendió, puso su enorme humanidad frente al aire. Se colocó en postura "sumo" para que el aire le diera en la cara. A los pocos minutos se sentó en su silla ejecutiva y se recostó. Sintió el extraño y ya familiar aroma que le daba cuando entraba al salón. Se quejó para sí de la ineficiencia de la empleada que no podía eliminar el desagradable olor.
Por fin, después de un año de intrigas el salón le pertenecía. Ya no era de su amigo, desde hacía tres meses el salón era suyo. Sintió un movimiento en el acondicionador. Se levantó con la mayor rapidez que le permitió su cuerpo y por fin pudo ver al invasor. Era una rata o ratón de bastante tamaño el que se metía, entraba y salía del acondicionador. Buscó un palo de escoba y trató de sacarlo. Un chirrido se escuchó del otro lado y el maestro creyó entender el significado.- Que te deje en paz ; como te voy a dejar en paz si estás invadiendo mi territorio. Lárgate y no molestes más ; le replicó el maestro.
El ratón sacó la cabecita , dio otro chirrido y luego se fue corriendo.El maestro respondió: si eso es lo que quieres; te declaro la guerra: "lambón",glotón, machista,destructor,invasor,cizañero,envidioso...
El maestro se agarró fuertemente para no caerse de su silla; había estado dormido. Se levantó adormilado y se dirigió al acondicionador. Buscó detenidamente al roedor y no captó nada. Accidentalmente fijó la vista en una de las partes cromadas del acondicionador y allí vio el reflejo de su imagen y cuando trató de verbalizar que no había ninguna rata, un chirrido angustioso brotó de su garganta ...Al rato y sólo al rato, pudo emitir palabras.
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