El empleado de admisiones se acercó a la enfermera y le informó el cuarto y la cama que iban a ocupar los dos nuevos huéspedes.
- En la habitación 222 cama A se instalará Humberto Meléndez; mientras que en la cama 222 B se instalará Silvestre Medina. Está claro, Srta. Muñoz.
- Los acomodaré sin problemas,Señor Darío.
Humberto llevaba varios días aburrido en su cama; cuando una tarde mientras escuchaba música, observó en la calle a la chica más hermosa que había visto en su vida. Tomó su celular y trató de tomarle una foto; pero, para su desgracia, en la foto solo se podía apreciar la silueta de la chica.
Cuando su familia fue a visitarlo en la tarde Humberto le pidió a su madre que le trajera la mejor cámara que hubiera en la casa para poder retratar a la chica.
El próximo día en la mañana, su madre le entregó la cámara y Humberto retrató todo aquello que le pareció interesante. A las tres y media, su madre se despidió para ir a su casa y hacerle comida a su padre, a su hermana , para ella y para él. A las cuatro de la tarde le pareció ver a la chica del día anterior, claro que era ella; entonces le tiró dos o tres fotos pero cuando quiso revelarlas, las fotos, o las imágenes se desvanecieron.Trató por días de retratarla y no podía.
Como no podía gritarle a través de los cristales, la enfocaba y luego le hablaba a través de la cámara , a él le parecía que la chica lo escuchaba. Le decía piropos, cosas lindas y hasta le declamabas estrofas de poemas de amor:" Si Dios un día cegara toda fuente de luz, el universo se alumbraría con esos ojos que tienes tú".
Silvestre, el compañero de cuarto, lo espiaba y deseaba cambiar su lugar por el de Humberto pero Humberto no estaba dispuesto a cambiar su lugar por nada del mundo.
Al día siguiente notó que mientras observaba, la chica volvió la vista, miró a la ventana de su cuarto y pensó que ella lo había visto,le hizo una señal con la mano y a él le pareció que ella contestó su gesto. Un día más tarde dieron de alta a Silvestre y Humberto se sintió libre y feliz de que nadie espiara su amor secreto. Otro día, vio a la chica caminando, trató de saludarla pero no pudo levantar el brazo. Mientras la seguía, entró la enfermera y dijo:
-Señorito Humberto Meléndez, son las 4:03 de la tarde, es hora de tomarte los signos vitales.
Humberto se molestó un poco con la interrupción pero luego le preguntó a la enfermera:
-¿Conoces a una chica que pasa todos los días a las cuatro frente al hospital?
-La enfermera se sorprendió con la pregunta, se compuso y luego le contestó:
-No la conozco pero me han dicho que va a comprar a la tienda y luego regresa a su casa con una libra de pan.
-Mira una fotografía de ella.¿No crees que es hermosa? dijo Humberto
-¿La fotografiaste? Respondió la enfermera mientras observaba la foto en silencio.
-Después de muchos intentos la pude fotografiar. Pero tengo miedo que si trato de revelar la foto,pierda el único recuerdo que tengo de ella.
-Pues claro que es Hermosa. Sabes, me habían hablado de ella pero nadie había podido fotografiarla.
- Pues yo sí pude. Un día la saludé y ella me contestó el saludo. La observé fijamente y gravé su imagen en mis ojos. Apunté la cámara hacia mis ojos con la imagen de ella y solo así pude retratarla. Como ya que no puedo saludarla; solo beso su fotografía en la cámara y reviso el original que está en mis ojos.
-Todo se resolverá pronto, llegará el momento en que te le acercarás , le hablarás y quizá hasta te irás en un viaje maravilloso con ella.
-Espero que eso sea pronto. Estoy loco por tomarle la mano...y darle un beso.
El próximo día Humberto despidió a su madre con desesperación porque iban a ser las cuatro, la chica estaba a punto de acercarse y su madre no quería irse. Casi la botó del cuarto. Al fin solo.
A pesar del intenso dolor; tomó la cámara y enfocó a la chica lo mejor que pudo, ella le sonrió y le tiró un beso con la mano. Humberto sonrió y continuó mirándola hasta que desapareció de su vista. Se quedó mirando fijamente el lugar por donde ella debía regresar. Siempre se distraía en ese momento pero hoy no sería así.
Tres minutos más tarde... la vio de vuelta cargando sonriente una libra de pan.La chica alzó los ojos para mirarlo.Fijó sus ojos a los de ella. En ese momento, vio que se acercaba un auto a gran velocidad, perdió el control y subió a la acera.Sobresaltado, cerró los ojos para no ver el momento en que la atropellaban. Gritó.
Pasado un minuto, que pareció eterno, observó que una luz se desprendió del cuerpo de ella y se dirigió hacia él. Entonces sintió que ella lo tomó de la mano, lo haló fuerte y él se fue volando con ella hacia el infinito. Cuando llegaron sus familiares se percataron que Humberto estaba muerto. Murió feliz con una angelical sonrisa en los labios.
Una semana más tarde el empleado de admisiones le asignó la cama al conocido huésped.
- Ubique a Silvestre Medina en la cama 222 A. La vez pasada no había llegado su momento, Srta. Muñoz.
Entonces la enfermera replicó:
- Menos mal que el espíritu de la chica de la calle hace que la última etapa antes de la muerte de estos pacientes de cáncer sea sosegada, y hasta placentera. Si no fuera por ella, estas semanas finales serían más tediosas,dolorosas e interminables. !Qué doloroso debe ser sufrir tanto y morir tan joven!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario