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domingo, 7 de febrero de 2010

Fábula de la reinita y el pitirre - Josepe 1995

Había una vez en un bosque de Puerto Rico un laborioso pitirre que poseía un nido. No era un nido cualquiera, era el más hermoso de los nidos; al menos para él y quizá para muchos pájaros que conocían de su amor y dedicación a la construcción. El pitirre dedicaba la mayor parte de su tiempo libre a pintar , decorar y arreglar las pequeñas imperfecciones que tenía el nido; su obra maestra.

Un día mientras buscaba materiales frescos para renovar “su creación” una reinita amiga decidió invadir su propiedad, mudó su hábitat al nido del pitirre y se apropió del fruto de su arduo trabajo. Cerró la puerta del nido y le cambió la cerradura para que su dueño no pudiese entrar. Cuando regresó el pitirre, se percató de la traición de su amiga y se sintió herido en lo más íntimo de su ser. No sólo había perdido el nido, sino que además perdió a la amiga que no le importó dejarlo al intemperie.


El pitirre consideró varias opciones; pelear legalmente por lo suyo, pero la jueza del bosque no le interesaba intervenir en pleitos de nidos. Consideró también combatir agresivamente con las armas, pero desistió de la idea porque la invasora era una reinita y no un guaraguao. Decidió por la tercera alternativa, no abdicaría a su derecho de decirle la verdad a la reinita usurpadora cuando lo creyera pertinente; se dijo para sí, asimilando los consejos de su madre y de su abuela: “Nunca dejen que te callen cuando luches por la verdad y la justicia”. La verdad será la única arma que usaré; se dijo a sí mismo. Pero la reinita manipuladora se sintió ofendida por las verdades del pitirre que demostraban sin lugar a dudas que ella se había apropiado del nido ajeno y buscó apoyo de otras aves del bosque para que la defendieran de las terribles calumnias del despreciable pitirre. Recibió el apoyo de varios que aunque la apoyaron no le lanzaron un reto abierto al pitirre.

¿Cuál agravio es mayor; decir la verdad con más o con menos recato o arrebatarle a otros sus posesiones?: Monologó el pitirre. Las aves defensoras; entre las cuales había varias de reconocido espíritu solidario y justiciero votaron por la amistad ciega e incondicional en vez de por la verdad y la justicia, respaldaron a la reinita y repudiaron al pitirre abusador echando a un lado los valores que rigieron sus vidas.

El pitirre como buen carpintero que siempre ha sido y con el talento que Dios le dio fue “creando” otro nido sólido, lindo y acogedor como el anterior aunque dentro de él sabe que todavía ama y amará el nido anterior. Muchos le han dicho que le ponga rejas y cerraduras al nido pero él no va a dejar que el dolor cambie su forma de ser ni que lo haga perder el control de sí mismo y mucho menos, que esta mala experiencia le sirva de excusa para desquitarse con otros sus frustraciones y desengaños. Él es ante todo la creación de Dios. Pero eso sí, no ha renunciado ni renunciará a su derecho a decir la verdad, y por consiguiente, a aceptarla cuando se la digan a él.

Por el contrario, la reinita vive atemorizada; tiene miedo de no ser buena carpintero y no poder mantener el nido en las condiciones en que lo dejó el pitirre, tiene miedo de recibir las críticas de las otras aves del bosque, siente una presión extraordinaria que no sabe como canalizar, siente miedo que el nido se le caiga y se quede vacío. ¿Valdrá la pena tanta tensión por algo que nunca, nunca será suyo?

A pesar de los pesares, la verdad brillará como el sol brilla después de la tormenta y la luz de la verdad nos hará libres, nos hará justos, nos hará mejores.

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